En nuestras retinas tenemos presentes los 2 minutos 50 segundos del sábado 27 de febrero 2010, a las 3:34 de la madrugada, tres estados de tiempo que nos costará olvidar, con esta misma emoción intento dibujar una imagen de Noe, el día cuando empezó a llover, tiene que haber vivido una lucha carnal y espiritual, al igual que nosotros, tal vez su mente sacudida por los secretos humanos, gritaban a gran voz que el barco sería sacudido por las aguas y no resistiría, pero el corazón lleno de la presencia de Dios le daba tranquilidad ya que sentía la fuerza y protección, que le permitía saber que todo estaba bajo el control de Dios, aun cuando la tierra estaba siendo sacudida por el mismo Creador.
Muchos de nosotros vivimos de cerca esa misma lucha humana y espiritual en nuestra propia vida, aquella madrugada y siento que muchos hemos logrado comprender que Dios es y será nuestra fortaleza y nada ni nadie podrá separarnos de su amor y protección.
Así como somos protección de nuestro Señor, el mismo nos dio las herramientas para poder bendecir a otros con amor y sencillez de corazón, nos a dado la posibilidad de proteger a los desvalidos por el violeto sismo que nos sacudió, pero no nos derribó, pudimos como Iglesia levantarnos y servir a los de la fe, y también al prójimo, a nuestros vecinos y dar testimonio del gran amor de Dios.
Con la llegada de la Juventud Bautista provenientes del norte y del sur de Chile y de hermanos del Baptist Global Response (BGR - Respuesta Global Bautista) de EE.UU, a los pocos días de iniciarse el mes de Marzo, comenzó el operativo social de entregar comida caliente a más de 2.000 personas y que con el correr de los días y a medida que las organizaciones estatales y particulares trabajaban aceleradamente para restaurar los daños causados, nuestro apoyo solidario comenzó de más a menos, llegando el 22 de abril a entregar 300 colaciones.
Han sido las manos de Dios que se han extendido por estos días a través de la entrega de alimentos preparados y ahora con la construcción de casas de emergencia para familias damnificadas de Talca y alrededores, así también de la construcción de una Escuela Básica en la localidad de Botalcura en Pencahue.
A nuestra congregación solo nos queda decir Gracias Señor, por permitir ser manos extendidas, cuerdas humanas, que ayudan a dar una parte de ti, decir Gracias Señor por permitirnos tener un corazón lleno de tu presencia y dar testimonio para que todos conozcan tu protección y fortaleza.
Una bendición para todos y que la Paz de nuestro Señor esté en cada uno y juntos podamos seguir sembrando esperanza, unidad y fortalecimiento en Cristo Jesús.
Pablo Salgado
Diacono